sábado, 29 de agosto de 2020

Cuentos de veranos - Agosto 2020, 10

El día que Andrés Revert firmó su contrato indefinido era viernes, últimos días de octubre, hacía frío. En aquel momento Andrés Revert tenía 31 años y llevaba tres años trabajando en la empresa. Ese día, al llegar a la fábrica su encargado le dijo que al final del turno subiera a la oficina y a él se le hizo eterna la jornada. Hacía poco más de un año que vivía con su pareja en un piso de alquiler y su chico se acababa de quedar sin trabajo. Al salir del despacho de Personal, inmediatamente le llamó, - Ángel, que me han hecho fijo.

Aquella noche Andrés y Ángel salieron a cenar, volvieron tarde a casa, follaron como locos y durmieron hasta casi mediodía del sábado. Ese día tenían comida en casa de los padres de Andrés y entradas para el partido de baloncesto del equipo local. Después del partido, Andrés le pidió matrimonio a Ángel mientras volvían paseando a casa. Ángel le dice que sí y le abraza, le besa, se besan, un beso largo y cálido en una noche larga y fría. El mundo se ha parado bajo sus pies, se siente como si estuvieran dentro de una botella de cristal flotando en medio del océano. De repente Andrés nota un golpe seco en su espalda que está a punto de hacerles caer a los dos, se gira y hay tres tipos mirándoles, - ¿qué coño hacéis mariconas de mierda?. Ángel se gira con idea de enfrentarlos pero Andrés tira de él…. Retroceden un poco. - Vámonos, no merece la pena dice Andrés, corren, la calle está desierta a pesar de no ser muy tarde todavía, corren sin mirar atrás, uno junto al otro y no paran hasta asegurarse de que ya no les siguen. Cuando llegan a casa a Ángel se le escapa una risa nerviosa, - joder, casi nos cazan, pero Andrés se pone a llorar, mezcla de rabia y miedo. Ángel lo tranquiliza y duermen abrazados. Andrés no le cuenta que el tío que les ha empujado trabaja en la fábrica con él.

A la mañana siguiente, Ángel quería ir a poner la denuncia por lo de la noche anterior, pero Andrés se niega, dice que lo único que van a conseguir es que también se rían de ellos en la comisaria y al final, Ángel desiste. El lunes, mientras Andrés está trabajando, Ángel vuelve a la calle donde les habían agredido, los busca, quiere encontrarlos, quiere humillarlos, lo intenta durante todos los días de esa semana y la siguiente, pero no consigue encontrarlos. Luego, poco a poco, se va olvidando.

Han pasado seis meses desde que hicieron fijo a Andrés en la empresa, para la semana que viene hay convocada una huelga para exigir mejoras de seguridad en la empresa. Ha habido un accidente que por suerte se quedó en un susto que obligó a parar la producción un par de horas, pero es la segunda vez que pasa. En la puerta de la fábrica Andrés se vuelve a ver cara a cara con el tipo que les empujó aquella noche, Andrés en el piquete, el tipo pretendiendo entrar a trabajar. Andrés no es capaz de sostenerle la mirada, pero el que no pueda entrar a trabajar se lo toma como una pequeña victoria.

El 90% de la plantilla ha secundado la huelga, y la empresa se ha visto obligada a negociar con el comité de empresa una serie de medidas. Está prevista una parada de mantenimiento para la semana siguiente y se aprovechará para instalar todas las medidas de seguridad acordadas. Es jueves y Andrés ha reservado mesa en el restaurante donde cenaron por primera vez juntos hace ya cinco años. Todos los años, ese día, Andrés reserva mesa en ese restaurante, todos los años Ángel hace como que no se acordaba de la fecha.

Apenas quedan un par de horas para que termine el turno, y se vuelve a producir un accidente, esta vez no ha habido tanta suerte, a un trabajador le ha atrapado el brazo una máquina, dicen que se lo ha arrancado de cuajo y que se lo han llevado al hospital nada más suceder. Las noticias que llegan a la fábrica son confusas, dicen que ha perdido mucha sangre. Cuando el médico sale para hablar con Ángel, él aprieta con fuerza la cajita con el anillo que lleva en el bolsillo mientras empieza a sentirse como dentro de una botella de cristal en medio del océano, una botella que se hunde, lentamente se hunde, toda la luz de la sala va desapareciendo poco a poco, hasta convertirse en un puntito insignificante, luego la oscuridad, la nada, el vacío.

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