martes, 30 de septiembre de 2014

Exhibición impúdica

Que la crisis ha sido creada para que los ricos engrosen su riqueza y los pobres se multipliquen y aumenten su pobreza es algo que ya nadie discute.

Que los grandes partidos políticos han trabajado para quien les paga (ya no los ciudadanos con sus impuestos sino los bancos con sus préstamos y condonaciones) nunca ha sido tan evidente.
Que los bancos fueron rescatados secuestrando el carácter social del Estado, lo han descubierto hasta quienes renegaban de los servicios públicos y ahora los necesitan.

Que la destrucción de empleo no se ha limitado a dejar a millones de personas sin trabajo y sin prestaciones, y aquéllos que han conservado el puesto lo han hecho en muchos casos a costa de injustificadas rebajas salariales y pérdida de condiciones laborales ya no genera asombro.

Que la supuesta recuperación siga siendo para la clase trabajadora una ilusión, cuando no una broma de pésimo gusto, un juego de prestidigitación imposible de creer ni queriendo, ya no se puede disimular ni siquiera con el habitual maquillaje que soportan las estadísticas.

Que en medio de esta desolación nos enteremos de que apenas a 72 horas de dimitir como Ministro de Justicia, el Sr. Ruiz Gallardón ya tiene una ocupación remunerada con 8.500 euros al mes, tal vez no sea lo peor que le pueda pasar a este país, pero sin duda sorprende que no sorprendan más de 6 millones de paisanos en interminables colas en las oficinas del paro, agotando prestaciones y esperanzas, perdiendo la casa o la salud, incorporando a su rutina el viaje diario al comedor social, mientras en la calle Génova se repartían, y tal vez se sigan repartiendo, sobres, puestos de trabajo, favores…

Convencido de que el pudor es cosa de pobres, es justo reconocer el mérito de Ruiz Gallardón, entre otros, al recordarnos casi a diario que ellos son los mercaderes y nosotros la mercancía.