Pasada ya casi una semana del XI
Congreso de CCOO PV, pienso que es momento de valorar la situación en la que se
encuentra la organización y sobre todo de proponer estrategias sindicales de
cara al futuro.
Consciente de que el papel (y su
versión digital) lo soporta casi todo, hemos asistido estos días, por parte de
ciertos medios de comunicación, a un relato que se sostiene sobre lo anecdótico
(seguramente la simplificación y la caricaturización de las posiciones vende
más que el análisis riguroso) obviando que la organización se encuentra
involucrada en un proceso que se había ido definiendo ya hace muchos meses y
que debía concretarse en poner en práctica aquello que habíamos debatido en la
experiencia de “repensar el sindicato” y que ha nutrido buena parte de los
documentos que están formando parte de los procesos congresuales.
En mi opinión, se ha tratado de
situar la confrontación de ideas en el terreno de los personalismos, siendo
esta una simplificación peligrosa ya que sitúa la organización en el terreno de
la inacción política, presa de una inercia peligrosa. En este congreso se han
enfrentado dos formas de ver y de entender CCOO PV, una organización sindical y
sociopolítica, con una tradición de lucha en los centros de trabajo y en las
calles que hay que renovar para adaptarla a los nuevos tiempos, estos que nos
toca vivir, en los que una parte importante de la clase trabajadora o no tiene
trabajo o si lo tiene es tremendamente precario, donde se han ido desdibujando
las relaciones laborales, donde ha crecido la desprotección y la desigualdad, donde
tras años de conquista de derechos, vivimos una década de pérdida de los
mismos, de falta de identidad, de confusión generalizada. El sindicato es el
mayor garante de igualdad de las democracias, no solo para la mejora de las
condiciones de trabajo, sino también para tejer redes de protección social para
las personas.
El proceso de “repensar el
sindicato” nos ha servido para escuchar a los dirigentes, también a las bases, y
aunque algunas preguntas no han encontrado respuesta, se han construido, a
partir de ahí, propuestas colectivas. Una organización más abierta y horizontal,
hacia dentro y hacia fuera, más próxima y menos interiorizada. Uno de los
motivos de discrepancia entre las dos candidaturas presentadas en nuestro
congreso era precisamente esa forma de entender el sindicato, por eso, aun sin
compartir la extraordinariedad de un tercer mandato por parte del secretario
general, pero entendiendo que se había asumido la responsabilidad de configurar
una dirección plural, se presentaron propuestas construidas desde la idea de
una única dirección que recogiese esa diversidad. No se supo (o no se quiso)
entender, y el giro de timón en tiempo de descuento se acompañó de un relato
más propio de una novela negra y que permitiese evitar el verdadero debate.
Otra de las conclusiones de
“repensar el sindicato” era la necesidad de recuperar nuestro espacio en la
sociedad. Un sindicato menos interiorizado. Tras casi una década de ataque
sistemático al sindicalismo en general y a CCOO en particular, necesitamos
pasar de la resistencia a la ofensiva, retomar la referencia en la movilización
social, liderando o acompañando, creando hegemonía, ilusionando al conjunto de
la clase trabajadora. Nuestra doble estructura nos permite atender los dos
frentes, las federaciones en los centros de trabajo, los territorios en la
sociedad. CCOO PV es una organización territorial, tiene un papel sociopolítico
claramente definido y que no puede limitarse a su papel institucional (absolutamente
necesario pero no suficiente). Proponer una candidatura donde se combina la
experiencia en órganos de dirección con la incorporación de dirigentes
sindicales provenientes de sus centros de trabajo y con activistas sociales
(feministas, LGTBI, Derechos Humanos), pretendía precisamente eso, dotar a los
órganos de dirección de una visión más plural, más panorámica (si se quiere) de
esta realidad compleja en la que estamos inmersos.
En las entrevistas que hemos
podido leer este fin de semana, Arturo León, nuevo Secretario General, ha
manifestado en repetidas ocasiones que el sector que han venido llamando
“continuista” ha hecho ofertas más que generosas durante el proceso de
negociación. Sería necesario aclarar, para olvidarnos ya de este tema y poder
mirar cara al futuro (ese era nuestro lema del congreso), que esas ofertas calificadas
como “más que generosas” mantenían vetos en lo cualitativo (se vetaba la
participación de una parte importante de la organización en los espacios de gestión interna
del sindicato) y en lo cuantitativo (se concretaban en un 25% de presencia en
los órganos de dirección, incrementada posteriormente a un 30%, y que como han
evidenciado las votaciones, quedaban muy lejos del 45% de respaldo obtenido en
el propio congreso).
Así que una vez pasado el
congreso y a falta de conocer la configuración de los equipos de dirección, es
importante definir hacia donde debe ir el sindicato para dar respuesta a los
importantes retos que tenemos que afrontar.
Una dirección de integración
sería una apuesta estratégica inteligente en un contexto político complicado.
La confrontación vivida no puede (no debe) ser sostenida durante los cuatro
años que nos separan del próximo congreso. El sindicato debe afrontar sin más
demora retos en lo interno y en lo externo.
En el interno debemos ser capaces
de construir un equipo de dirección plural, donde todas y todos nos podamos
sentir reconocidos y donde, independientemente de la lista a través de la cual
accedió a la dirección, se pueda aportar el mejor saber hacer al conjunto de la
organización. Tenemos retos organizativos y retos de gestión. En lo
organizativo debemos avanzar en transparencia y participación, en aprovechar
sinergias y que las organizaciones que conforman la Confederación de CCOO del País Valencià se complementen para fortalecerse, frente a las tácticas de
confrontación entre nuestras organizaciones que nos acaban debilitando. En la
gestión, recordar que a final de este año finalizará el ERTE que venimos
aplicando y que nos ha permitido realizar (junto con otras medidas), ajustes
importantes en la partida de personal. Es necesario establecer un diálogo con
el Comité de Empresa para identificar las posibilidades de actuación y trabajar
el consenso necesario para acometerlo. Los esfuerzos que hemos realizado y los
que nos va a tocar realizar, deben servir para identificarnos todos,
sindicalistas, dirigentes, trabajadoras y trabajadores de CCOO PV en un
proyecto común, sólido, potente y de futuro.
En el externo tenemos que
recuperar el protagonismo en la sociedad que corresponde a la primera
organización no solo sindical, sino también social, del País Valencià. Tejer
redes de complicidad con los movimientos sociales, con la sociedad civil
organizada. Ganar interlocución con el Govern de la Generalitat para
impulsar políticas progresistas, de recuperación de derechos para la clase
trabajadora y para la ciudadanía en general. Se debe recuperar la gestión
pública de los servicios prioritarios, poner en práctica una potente política
industrial, e impulsar el papel de la
GV como garante del empleo público y de calidad. Reforzar la
presencia en las empresas, los polígonos, centros comerciales, de servicios
públicos… y desde ahí hacer pedagogía y construir hegemonía. Son retos
apasionantes y es el momento para iniciar esa ofensiva.
El tiempo de las resistencias
quedó atrás, CCOO PV tiene que construir, y lo va a hacer, un proyecto para la
mayoría social, un proyecto renovado, plural y útil a la clase trabajadora en
un contexto tan nuevo como cambiante.
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