Ayer eran los datos del paro, hoy
son los del PIB y mañana serán los que publique cualquier centro de estudios de
cualquier entidad bancaria, la troika financiera de la Unión Europea o los
guardianes del neoliberalismo saqueador de las FAES. Montañas de números que se
retuercen sin demasiado rigor y sin ningún pudor para lanzar el mensaje de la
recuperación económica con el objetivo de convencernos de que está pasando
justo lo contrario de lo que estamos viendo y sufriendo.
Las políticas económicas de los
últimos años, y la ausencia de políticas sociales han posibilitado esta
“recuperación” que hace que las grandes fortunas acumuladas en pocas manos
crezcan de manera insultante, mientras se produce un empobrecimiento del resto
de los mortales ampliando lo que se conoce como brecha social.
Ya se crea empleo y esa tendencia
se afianza, vociferan algunos trovadores del poder al tiempo que nos acusan de
aguafiestas a los que ponemos el foco en la calidad del empleo que se genera. Les
resulta imposible comprender que nos preocupemos por aspectos tan
“superficiales” como que por el trabajo que cobrábamos algo más de 1.000 euros
hace unos pocos años, estemos cobrando ahora menos de 800. “El dinero no es lo
más importante” parecen querer decir los amantes del dinero.
La calidad del empleo es para
nosotros los sindicalistas de CCOO fundamental, de hecho, es la calidad del
empleo lo que sostiene todo lo demás, sostiene a la familia que le permite
atender con salarios dignos sus necesidades básicas (alimentos, vivienda,
etc,), sostiene a la economía ya que la estabilidad en el empleo y los salarios
decentes permiten a las personas consumir y no sólo sobrevivir, sostiene el
sistema público de pensiones ya que estas se calculan en base a las
cotizaciones que dependen de los salarios que percibimos mientras estamos en
activo, sostiene el definitiva la sociedad y permite definir el modelo de
sociedad sobre criterios de mayor justicia y reparto.
Es por todo ello por lo que desde
CCOO seguimos insistiendo en la necesidad de aumentar el SMI (para huir de
salarios de miseria y provocar los efectos positivos que tienen para el
conjunto de la economía salarios más elevados), en derogar la reforma laboral
que condenó a nuestro mercado laboral a competir sobre la base de la
devaluación salarial y el debilitamiento de la negociación colectiva, en
implantar unos ingresos mínimos garantizados, especialmente en un momento en el
que todavía hay más de cuatro millones de desempleados, la mitad de los cuales
no tiene ningún tipo de prestación, insistimos también en la necesidad para la
clase trabajadora de la configuración de un gobierno de izquierdas, que
propicie un giro de 180º en las políticas que han arruinado al país y sus
gentes en lo económico y que han supuesto un paso atrás de 40 años en lo
social, con leyes tan reaccionarias como la ley mordaza, entre otras, o
criminalizando el ejercicio de huelga con la aplicación del 315.3 del Código
Penal a los sindicalistas, que se enfrentan hoy a penas de prisión y multas
administrativas por defender los derechos laborales y sociales de toda la
ciudadanía. No dejemos escapar la oportunidad, frente a los tacticismos
partidistas se sitúan las necesidades inmediatas de una sociedad castigada y
empobrecida.
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