viernes, 12 de junio de 2015

Acuerdo del Botánico

Nunca, en la historia reciente del País Valencià, un acuerdo fue tan deseado, independientemente del contenido concreto del mismo. Tal vez sea empezar muy fuerte, pero veinte años de gobierno del PP y convertir el PV en todo un referente internacional de la corrupción y el despilfarro no es para menos. El que este acuerdo, independientemente de lo que dice y de lo que calla, haya visto la luz, es por tanto un hito que cualquier ciudadano con un mínimo de cultura democrática y sentido de la higiene política debería celebrar.
Una vez manifestada mi alegría por el hecho en sí, entremos en el contenido. Consciente que alcanzar acuerdos siempre es una tarea complicada y que si estos lo son a tres bandas, la dificultad aumenta, creo que en líneas generales marca un punto de partida que recoge muchos de los anhelos de un pueblo, el valenciano, muy castigado por los recortes, la corrupción y el ninguneo constante de los que lo venían gobernando hacia el conjunto de la sociedad. Hay ya quien me ha hecho llegar críticas de lo más variadas sobre el documento, olvidos, errores o vaguedades. Entiendo que se mire con lupa todo lo que se viene haciendo y diciendo, pero quiero poner en valor algunas cuestiones.


Se trata de un acuerdo a tres bandas. Esto tiene al menos dos elementos que creo que vale la pena destacar.
 
  • Por un lado supone como ya he dicho una dificultad añadida al incorporar más actores a la negociación. En otros ámbitos me ha tocado negociar muchos acuerdos y algunos de los que ahora defienden este acuerdo han criticado hasta el insulto alguno de ellos. Yo no lo haré, aunque indudablemente hay cosas que no me gustan, pero hay que entender que los acuerdos, en cierta medida, son posibles cuando todos los que acuerdan alcanzan un punto en que se encuentran razonablemente insatisfechos/satisfechos (no pone todo lo que quisiera o sobra algo, pero al final resulta asumible tanto las ausencias como los excesos).

  • El segundo elemento y en este caso me parece muy relevante es la firma de Podem, no sólo para permitir la investidura sino asumiendo también responsabilidades de gobierno. Unas horas antes de esta firma, veía a unos de los máximos dirigentes de Podemos, Rafa Mayoral, en el debate de La Tuerka criticando duramente a IU por haber pactado en algunos casos con el PSOE y que eso va contra el proceso transformador que ellos impulsan. Diez horas después, el máximo responsable de su partido en el PV, Antonio Montiel, se hacía la foto firmando junto a PSPV-PSOE y Compromis, una acuerdo de gobierno para darle la Presidencia de la Generalitat a Ximo Puig, del PSPV-PSOE, implicando a la organización en responsabilidades de gobierno. Algunos criticaran este paso, las directrices de Pablo Iglesias parecían claras, pero entre Valencia y Madrid siguen habiendo 365 Km de distancia y por muy lícitas que sean las aspiraciones políticas de cada cual, las necesidades reales y urgentes del pueblo valenciano, deben estar por encima de anhelos personales. No sé qué consecuencias pueda tener esta “deslealtad” orgánica de Montiel, pero en cualquier caso, saludo y celebro su valentía. A la política se viene a romperse uno las manos trabajando para los demás, y esconderse detrás de tacticismos es peligrosísimo y como muestra la situación que puede producirse en Asturias si “el ponerse de perfil” de Podemos permite un gobierno de Álvarez Cascos.


Otro elemento que me ha llamado la atención es que la introducción habla de emprendedores, de empresarios, pero no lo hace de trabajadores. Supongo que para algunos hablar de trabajadores es usar “palabras viejas”, pero el primer trabajador por cuenta ajena es tan antiguo como el primer empresario (referencia que si aparece) y por otro lado, el uso del término emprendedores siempre me ha parecido un eufemismo muy desafortunado y más conociendo lo que aquí llamamos emprendedor y lo que es en realidad.

Me ha preocupado más que aunque el documento deja clara su apuesta por la paridad, su primera oportunidad de demostrar que lo que dicen y lo que hacen casa bien, la han desaprovechado, la Mesa de las Cortes formada por cinco varones es un mensaje triste, no es un error estético, es un error político y grave. Espero que sean conscientes y que corrijan, si hay algo peor que equivocarse, es no reconocerlo e insistir en el error.

Algunas ausencias del documento como puedan ser las cero referencias a las Universidades Públicas valencianas y el papel que están llamadas a jugar y al Medio Ambiente o un pasar de puntillas (simple enunciado sin propuesta alguna) sobre la cultura, son “olvidos” preocupantes, pero estoy convencido que también esto se irá corrigiendo.

Por último señalar que el trabajo que se ha hecho para alcanzar el acuerdo ha sido complicado y hay que felicitar a todas las personas que lo han hecho posible, pero modestamente también sugerir que sean conscientes que los equilibrios que se han construido son muy inestables y que cualquier movimiento brusco puede quebrarlos. La tarea que hay por delante es apasionante pero muy compleja, los intentos para hacer naufragar el proyecto van a ser muchos y vendrán desde diferentes ángulos. La responsabilidad y la templanza serán necesarias. Para que el barco navegue en la dirección adecuada aun a pesar de los vientos en contra, hará falta que los que llevan el timón y los que reman sean conscientes que es tarea compartida, que sumar multiplica y que construir una alianza solida con los sindicatos y el conjunto de la sociedad civil es fundamental. Se abre una etapa en la que el Diálogo Social en el PV tiene que ser algo más que la firma de acuerdos cada dos, tres o cuatro años y que no han llegado a desarrollarse en toda su amplitud y lo debemos convertir en una potente herramienta que desde el ámbito de las relaciones laborales contribuya a la transformación social. 

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